Juegos de luz y color
En el teatro, cine, televisión y fotografía es común el uso de filtros de color, también conocidos como “gel o gelatinas” para corregir la temperatura o dar un color determinado a una escena, espacio u objeto.
Los filtros de color tipo “gelatina” son láminas de base poliméricas o plásticas. Estos se degradan con el paso el tiempo, perdiendo color y llegándose a quemar. Pero también existe una gama de filtros de color en cristal, conocidos como “cristal dicroico”, mucho más duraderos y fiables.
Los filtros dicroicos de color (o interferencial de color) son un tipo de filtro óptico reflectivo que permiten el paso a través suyo de la luz con una determinada longitud de onda. Se clasifican en filtros de paso alto o paso bajo según las radiaciones de frecuencia que dejan sin filtrar.
«Dicroísmo, del griego díchroos (δίχροος), dos colores».
Este tipo de filtro divide el haz de luz en dos haces cromáticos mediante el principio de interferencia. Una de sus superficies posee un recubrimiento reflectante que permite el paso de las longitudes de onda de la luz (color) que deseamos y reflejan el resto del espectro en lugar de absorberlo.
Al no absorber prácticamente energía por parte del filtro nunca se degradará o se quemará y permiten una transmisión de luz más alta que en las gelatinas tradicionales. Esto lo convierte en la mejor opción de filtro para montajes de larga duración.
El mayor hándicap de este tipo de filtro es su delicadeza y precio, que es más elevado. Al ser de cristal se necesita una mayor protección tanto en su transporte como en su manipulación, pero al ser mucho más duradero que los filtros plásticos lo hacen el filtro perfecto para museos, exposiciones u cualquier otro uso que vaya a tener una instalación fija durante una larga temporada.
Pero si lo que necesitas es un filtro de “quita y pon”, para eventos temporales y más económico, entonces tu mejor opción es la clásica gelatina de color.